La apicultura argentina ha experimentado un notable crecimiento en los últimos 20 años, consolidando al país como un líder global en la producción y exportación de miel. Argentina es el mayor productor de miel en el hemisferio Sur, y su apicultura tiene un impacto significativo tanto a nivel económico como ambiental. Algunos puntos clave que destacan este desarrollo:
- Argentina es uno de los principales exportadores de miel del mundo, con un estimado de tres millones de colmenas en producción.
- Más de 20.000 apicultores participan en esta actividad, lo que genera una cadena productiva que beneficia a miles de familias.
- El sector apícola genera más de 200 millones de dólares anuales en exportaciones de miel, siendo un ingreso clave para la economía nacional.
- Otros productos de la colmena: Además de la miel, el sector apícola produce y comercializa otros productos como:
- Propóleos
- Polen
- Jalea real
- Cera
- Apitoxina
- Material genético vivo
- Servicios de polinización, cuyo comercio está en constante crecimiento.
- Importancia social y regional: La apicultura es vital para la subsistencia económica de casi 100.000 familias, incluyendo apicultores y otros actores de la cadena de valor, con una especial relevancia en la agricultura familiar y las economías regionales.
- Contribución ambiental: Además de su impacto económico, la apicultura juega un rol clave en la biodiversidad y la producción de alimentos, ya que las abejas polinizan tanto flores silvestres como cultivos agrícolas, mejorando los rendimientos agropecuarios.
La apicultura no solo fortalece las economías locales, sino que también apoya la sostenibilidad ambiental, convirtiendo a la apicultura en una actividad de gran valor para el país y el mundo.